Todos nosotros, en algún momento de nuestra vida, experimentaremos la pérdida de un ser querido. El duelo, o proceso de recuperación, es un periodo único, y cada persona lo vive de una manera distinta. Al comienzo es normal sentir confusión, incredulidad, consternación; también es posible que niegues la muerte. Los primeros días y semanas puedes sentirte como anestesiado, o con sentimientos de irrealidad: es muy difícil aceptar lo que ha sucedido. Puedes creer que has visto a la persona y estar esperando su regreso. También a veces puedes sentirte desequilibrado, con fuertes altibajos.
Algunos expertos sugieren que esta primera fase tienen una función protectora, que nos permite, desde esta sensación de irrealidad, hacer frente a lo mucho que hay que hacer en estos momentos: ocuparse del funeral, atender a las visitas, organizar los papeles, ocuparse de los mayores y de los niños etc...