DÉJEME ADORARLA EN SILENCIO
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En relación a una carta del 25 de octubre de 1984.
Déjeme adorarla en silencio,
como se conjuga el verbo
en el Antepretérito de Bello.
Si le contara de ello.
Déjeme adorarla en silencio,
en los aciertos y torpezas
de cuando late el corazón.
Y usted no lo sospecha.
Déjame adorarla en silencio,
cuando lo que siento
lo he gritado al viento,
pero en un desierto.
Permítame unos dejos
así de lejos;
usted en la Tierra
y yo en lo etéreo.
Versos inconclusos,
para una adoración eterna;
déjeme hacerlo en silencio,
aunque me delate la tinta.
23 de mayo de 1995.