¡HAY QUÉ PONERLE NOMBRE!
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Placas tectónicas que remueven el continente
Mares intempestivos que llenan de brisa
las alas de las gaviotas que circundan el cielo
Serpentinas de colores en el carnaval del alma
Fragancias exacerbadas de azahares y jazmines
que tupen el tapete de nuestro suave andar
Sahumerios exquisitos, salmodias amorosas
Palabras que reiteran sobre los olores exquisitos
percibidos en la cercanía del abrazo postergado
¡Hay qué ponerle nombre! a todo ésto:
“Adoración”.
27 de abril de 2011.