La justicia brasileña ha anulado las sentencias contra Lula que le habían apartado de la política y metido a la cárcel. El Supremo de Brasil ha determinado que el tribunal que le juzgó y condenó por corrupción no tenía competencias para hacerlo. Lula da Silva ya estaba en libertad pero ahora, además, podrá presentarse a las elecciones del año que viene. El lawfare, el golpe judicial, no tiene reparación: le impidió competir con Bolsonaro, lo que acercó al ultraderechista al poder. La mitad de los ministros del capitán Bolsonaro son militares, que además se han triplicado en puestos intermedios de la administración. Los uniformes mandan sin disparar.