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Hay pocas religiones tan malinterpretadas a nivel global como las religiones tradicionales
africanas. Ya sea con los nombres inapropiados de vudú, juju o brujería, los sistemas indígenas
africanos de fe suelen asociarse con la oscuridad, los sacrificios humanos y animales, la violencia
y, en general, con el atraso.
Poca gente sabe que el voudou (mejor que «vudú») es una fe basada en
la armonía con la naturaleza, que expresamente prohíbe matar a otro
ser, o que la mayoría de los sistemas africanos de fe cree en el concepto
de un dios sobre el resto de las divinidades y deidades, cuya función es
más bien la de un panteón de santos.
Desde los albores del período colonial hasta ahora, se difunde
información falsa sobre las espiritualidades indígenas africanas y que
además se toma por auténtica. Desde Nigeria hasta Kenia, llama la
atención cómo hemos llegado a aceptar las interpretaciones intolerantes
occidentales de las espiritualidades indígenas africanas, creyendo que ídolos». Ignoramos las influencias que estos sistemas han tenido y siguen teniendo en la forma en la que los
africanos veneran y dirigen su día a día. En lugar de verlos como los sistemas complejos que son, los hemos
degradado a una simple serie de sacrificios.
El colonialismo religioso es la rama menos debatida del colonialismo en
sí, aunque sus efectos psicológicos hayan sido tan duraderos. Dado que
la religión es un tema sensible, tan cercano a los corazones de muchos
africanos, no es siempre fácil mantener un debate sensato sobre la
manera problemática mediante la cual el cristianismo eurocéntrico y el
islam han alcanzado el continente africano. Sin embargo, el colonialismo
religioso ejercido sobre los africanos es la razón principal de que la
mayoría de nosotros hayamos llegado a ver nuestros propios sistemas
indígenas de fe como epítomes del mal. Presentar las creencias locales
como simples supersticiones de los páramos fue parte de los modos en
los que los misioneros cristianos actuaron en su afán por traer su
religión y su civilización occidental al continente oscuro. La mayoría de los misioneros creían fehacientemente que
estaban salvando a los africanos de la opresión satánica y de la ignorancia, una idea que la mayor parte de los
africanos postcoloniales han internalizado.