De todo el espíritu de nuestra labor antroposófica, cabe destacar, que su objetivo a lo largo de los años no es trabajar, por así decirlo, sobre cosas directamente sensacionales, sino hacer un seguimiento calmado de aquellos hechos relacionados con los acontecimientos espirituales, cuyo conocimiento y cognición pueden ser importantes para nuestra vida. A efectos prácticos, para la jornada diaria, carece de utilidad, (espiritualmente), el mero hecho de que conversemos siempre de todo lo concerniente a la jornada, sino que la manera de hacer que resulte útil es asimilando el conocimiento de las grandes conexiones de la vida. Nuestra propia vida individual está fundamentalmente conectada con los grandes eventos de la existencia, y solo podemos juzgarla correctamente, cuando sopesamos los fenómenos más grandes de la vida. De ahí surge que, dentro de nuestro ciclo de siete años en la Sección Alemana de la Sociedad Teosófica, durante cuatro años nos hemos ocupado de la base de nuestros puntos de vista, de nuestro conocimiento, y en los últimos tres años hemos tratado de profundizar estos puntos de vista básicos con referencia a cuestiones que abarcan el mundo. Y ustedes habrán visto por lo que les ha llegado en las explicaciones dadas en varios ciclos de conferencias, que las consideraciones relativas a los Evangelios pertenecían a este último. No solo porque el material y el contenido de los Evangelios deben acercarse a nosotros, sino porque a través de su estudio, se pueden aprender muchas cosas que tocan la naturaleza humana. Y así, hoy, se puede decir algo sobre los Evangelios, con diversas aplicaciones a la vida personal del hombre.
