Un mes después de que un comando israelí secuestrara cerca de su casa en San Fernando al criminal de guerra nazi Adolf Eichmann, los servicios de inteligencia argentinos se lanzaron a una desesperada, también infructuosa, búsqueda de Josef Mengele, el asesino de las SS que en el campo de concentración de Auschwitz donde se dedicó a realizar experimentos mortales con los prisioneros y fue jefe del grupo de médicos que seleccionaba a las víctimas que serían ejecutadas en las cámaras de gas de aquella “industria de la muerte”, como pasó a la historia aquel enorme complejo de campos de exterminio.