Decirle “Padre nuestro” al Rey es algo que solamente un creyente puede hacer.
El Espíritu Santo, que a través de Jesús ha cambiado la manera en que vemos al Rey, produce estas palabras en nuestro corazón.
“No habéis recibido el espíritu de esclavitud para estar otra vez en temor, sino que habéis recibido el Espíritu de adopción, por el cual clamamos ‘Abba, Padre’ ” (Romanos 8:15).
“Abba” es la palabra aramea para “padre”.