Históricamente, esta palabra se extrajo del relato “Los tres príncipes del Serendip”, que se cita en la obra La historia de Simbad de las mil y una noches. Les resumo el relato: “Había una vez un reino exótico y oriental llamado Serendip (parece ser que se podría situar en Sarandib o Serandib, denominación ancestral de la isla de Ceilán/Sri Lanka, o quizá Serendip siempre existió en Persia, el reino de los cuentos). En dicho reino, había tres príncipes que tenían el don del descubrimiento fortuito. Ellos encontraban, sin buscarla, la respuesta a problemas que no se habían planteado; gracias a su capacidad de observación y a su sagacidad, descubrían accidentalmente la solución a dilemas impensados”. Tan peculiar le debió de parecer este relato a Horace Walpole en el siglo XVIII que inventó al efecto la expresiva palabra “Serendipity” para denominar a todos esos descubrimientos producidos por la combinación de sagacidad y accidente.