Reunión de Voces que hablan de la Vida, la Muerte, el saber vivir y el saber morir...
Si pienso qué es la vida, creo que la vida es un milagro, y si
pienso qué es un milagro, no creo en él.
Si yo fuera quien se conduce a sí mismo,
no iría por la senda que conduce a morir.
Una flor y un infinito de puñales. Y sólo una flor mata. Está
de más un infinito de puñales.
Y ese mañana que no llegaba nunca, llegó. Y era un muerto.
Y sin ese muerto, yo hubiera sido un muerto.
Comprendo que tu poco de no me importa es un poco de
suicidio, pero es lo que te salva del total suicidio.
Creen que moverse es vivir. Y se mueven, no para vivir. Se
mueven para creer que viven.
Esto que llamo mi vida es una línea de mis ojos, cuyos extremos se hunden en la noche.
Vengo de morirme, no de haber nacido.
De haber nacido me voy.
Las Voces de Antonio Porchia...
Buenos Aires, 20 de Abril de 1963
Querido amigo Antonio Porchia:
¿Cómo hablar de lo indecible? Sólo por medio de las Voces. Sólo ellas han logrado hacer pleno este lenguaje, sólo ellas han sabido llenar de sangre las palabras y transformarlas en la Palabra, la única valedera. Si no mediara mi gran afecto por usted tal vez no le enviaría estas líneas. Una cosa es hablar de las Voces a un público anónimo y otra a su autor. No es posible ---por lo menos en mi caso--- explicarlas o comentarlas; sólo puedo decirle que mientras las leía, ellas ---que contienen todas las respuestas--- suscitaron en mí un eco silencioso que asentía dulcemente. Un eco como proveniente de tiempos inmemoriales, como si se refiriera a nuestros orígenes, a lo más hondo de la vida. Me sucedió uno de esos procesos reminicentes que sólo pueden llevar a los grandes y buenos encuentros. Y es a usted a quien se lo debo. Sus voces son de lo más puro y hermoso que se encuentra en el mundo. Y es usted quien las creó. Gracias.
Suya
Alejandra Pizarnik