Siéntate en silencio, respirando lenta y constante, lo que permite el sistema completo para asimilar el flujo de energía que resulta de esta práctica. Deja que tu mente esté lo más silenciosa posible. No esperes nada, y no trates de originar cualquier experiencia particular. En su lugar, se lo más consciente posible del momento, de la postura del cuerpo, de la respiración que entra y sale, de la sensación del aire que te rodea, de las vistas y olores de su entorno. Concluya su práctica en este estado de atención.