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La paternidad de Dios
Muchos cargamos un espíritu de orfandad, porque nos han fallado o nos ha faltado paternidad. La paternidad de Dios sana nuestro corazón y provee un espíritu de adopción:
Pues no habéis recibido el espíritu de esclavitud para estar otra vez en temor, sino que habéis recibido el espíritu de adopción, por el cual clamamos: ¡Abba, Padre! Romanos 8:15

Juan 1:12

La revelación de Dios como Padre en el Antiguo Testamento
Yahweh Avinu es, literalmente, El Señor nuestro Padre. Este nombre tan cercano y entrañable se revela en Isaías 64:8. El Señor se muestra aquí como un Padre que no solo nos crea, sino que también nos hace madurar formando su carácter en nosotros. El término Padre también estaba en Isaías 9:6, “Padre Eterno”, para referirse a la venida y nacimiento de Jesús, el Mesías. Aunque la primera persona de la Trinidad asume con más protagonismo el rol de padre, sin embargo, Dios es uno y nos ama y cuida con paternidad, tanto el Padre, como el Hijo Jesús y el Espíritu Santo.

Otros ejemplos del Antiguo Testamento son:
• Isaías 63:16: "Tú eres nuestro Padre, aunque Abraham no nos conoce..."
• Deuteronomio 32:6: "¿No es él tu padre que te creó?"
Sin embargo, estos pasajes hablan de Dios como Creador y protector del pueblo de Israel, no como un padre personal con quien uno hablara cara a cara.
En el judaísmo Dios era reverenciado con gran solemnidad. Incluso el Nombre de Dios (YHWH) no se pronunciaba, sino que se usaban sustitutos como Adonai (Señor) o HaShem (el Nombre).
Entonces, aunque el Antiguo Testamento presenta a Dios como Padre, lo hace de forma colectiva y simbólica, no tanto como una relación íntima individual.
La revelación de Dios como Padre en el Nuevo Testamento
Cuando Jesús enseña a orar con las palabras, “Padre nuestro que estás en los cielos…” (Mateo 6:9) está invitando a los discípulos a una relación de hijos directa con Dios, algo que los líderes religiosos de la época habrían considerado irreverente o blasfemo. No solo estaba enseñando una forma de oración, estaba revelando una nueva relación con Dios, basada en la intimidad, el amor y la confianza, no en el temor o la mera obediencia externa. Para sus oyentes, esta enseñanza era profundamente transformadora y hasta escandalosa.
Patér (Mateo 5:16):
Patér o Padre en griego se utiliza 418 veces en el Nuevo Testamento. Sobre todo, para referirse a Dios Padre, la primera persona de la Trinidad.

La primera vez en que la vemos aplicada a Dios Padre es en Mateo 5:16. Así alumbre vuestra luz delante de los hombres, para que vean vuestras buenas obras, y glorifiquen a vuestro Padre que está en los cielos.

Jesús nos enseñó a orar: “Padre (Patér) nuestro que estás en los cielos…” Mateo 6:9.

Y es maravilloso que le podamos invocar de esta forma. No como un Dios lejano e inaccesible, o indiferente y caprichoso en cuanto a los hombres. Así eran los dioses paganos, falsos. En Dios tenemos un Padre que nos ama incondicionalmente y a quien podemos acudir en oración.

Abba (Marcos 14:36):
Jesús usaba la palabra aramea “Abba”, que significa papá, padre querido, una expresión de intimidad, cercanía y confianza, muy usada por los niños.
• Marcos 14:36: "Abba, Padre, todas las cosas son posibles para ti..."
En ninguna parte del Antiguo Testamento alguien se dirige a Dios como Abba de manera individual y cercana.
Abba (Papá en arameo) es la forma entrañable en la que el Hijo se dirige a su Padre... ¿Cuándo? ¿En qué momento? Puedes examinar el contexto de Marcos 14:36 para entender la gran necesidad de Jesús: Getsemaní.
Abba es el nombre íntimo que también los hijos de Dios, que hemos creído en Jesús, podemos usar para reclamar nuestra herencia o para sentir a Dios cerca, como nuestra seguridad.

Pues no habéis recibido el espíritu de esclavitud para estar otra vez en temor, sino que habéis recibido el espíritu de adopción, por el cual clamamos: ¡Abba, Padre! Romanos 8:15
Y por cuanto sois hijos, Dios envió a vuestros corazones el Espíritu de su Hijo, el cual clama: ¡Abba, Padre! Gálatas 4:6
Jesús y el Espíritu también ejercen paternidad

¿Qué hace un padre? Provee, enseña, corrige, da hogar, guía, da seguridad, da identidad. Todo eso lo hizo Jesús con sus discípulos (Juan 17:11 al 13, “Yo los guardé”). Pero al irse dejó bien claro que otro vendría a dar paternidad en su lugar. Juan 14:16-18.
16 Y yo rogaré al Padre, y os dará otro Consolador, para que esté con vosotros para siempre: 17 el Espíritu de verdad, al cual el mundo no puede recibir, porque no le ve, ni le conoce; pero vosotros le conocéis, porque mora con vosotros, y estará en vosotros.18 No os dejaré huérfanos; vendré a vosotros.

¿Cómo es el corazón de Dios, nuestro Padre?
"El padre que empujó la silla de ruedas hasta la meta" – La historia de Dick y Rick Hoyt
Rick Hoyt nació en 1962 en Massachusetts, EE.UU., con parálisis cerebral a causa de una asfixia durante el parto. Los médicos dijeron a sus padres que estaría en estado vegetal toda su vida y que nunca podría comunicarse. Sin embargo, su padre, Dick Hoyt, se negó a aceptar ese diagnóstico. Junto con su esposa Judy, lucharon por integrar a Rick en la sociedad, aprendiendo a comunicarse con él a través de un ordenador especial.
Un día, Rick le dijo a su padre que quería participar en una carrera para ayudar a un joven que había quedado paralizado. Dick no era corredor, pero accedió a empujar la silla de ruedas de su hijo durante la carrera benéfica. Cuando terminaron, Rick escribió: “Papá, cuando corro contigo, siento que mis discapacidades desaparecen.”
Esa frase cambió sus vidas.
Desde entonces, Dick comenzó a entrenar incansablemente para poder correr maratones empujando la silla de su hijo Rick. Durante más de tres décadas, completaron juntos más de 1.000 carreras, incluyendo maratones, triatlones y hasta Ironman, una de las pruebas físicas más exigentes del mundo. Para la parte de natación, Dick ataba una cuerda a su cintura y remolcaba a Rick en una pequeña balsa. En la bicicleta, lo llevaba en un asiento especial.
Dick nunca corrió para sí mismo. Cada paso, cada zancada, cada gota de sudor, era para su hijo.
Dio su vida, su tiempo, su cuerpo, sus fuerzas, para que su hijo pudiera sentir que también era libre. Era un reflejo viviente de lo que significa un amor sacrificial: que alguien ponga su vida al servicio de otro, sin esperar nada a cambio, solo por amor.
Rick una vez dijo:
“Mi padre me ha hecho sentir que no tengo límites, que puedo volar.”
Dick Hoyt falleció en 2021 a los 80 años. Su historia sigue inspirando a millones.

Proveedor
Lucas 11:11-13
11 ¿Qué padre de vosotros, si su hijo le pide pan, le dará una piedra? ¿o si pescado, en lugar de pescado, le dará una serpiente? 12 ¿O si le pide un huevo, le dará un escorpión? 13 Pues si vosotros, siendo malos, sabéis dar buenas dádivas a vuestros hijos, ¿cuánto más vuestro Padre celestial dará el Espíritu Santo a los que se lo pidan?
Lucas 12: 22-31.
29 Vosotros, pues, no os preocupéis por lo que habéis de comer, ni por lo que habéis de beber, ni estéis en ansiosa inquietud. 30 Porque todas estas cosas buscan las gentes del mundo; pero vuestro Padre sabe que tenéis necesidad de estas cosas. 31 Mas buscad el reino de Dios, y todas estas cosas os serán añadidas.

Dios se compadece como un Padre

El corazón de Dios es de Padre compasivo.
He aquí, tenemos por bienaventurados a los que sufren. Habéis oído de la paciencia de Job, y habéis visto el fin del Señor, que el Señor es muy misericordioso y compasivo. Santiago 5:11

Un padre siempre ama, es pronto para perdonar, estima a sus hijos, siempre responde, se preocupa por sus hijos para que no les falte nada, disciplina y corrige en amor. El dolor de su hijo es suyo también. Tendrá misericordia y clemencia.

Malaquías 3:17. Y serán para mí especial tesoro, ha dicho Jehová de los ejércitos, en el día en que yo actúe; y los perdonaré, como el hombre que perdona a su hijo que le sirve.

8 Misericordioso y clemente es Jehová;
Lento para la ira, y grande en misericordia.
13 Como el padre se compadece de los hijos,
Se compadece Jehová de los que le temen.
14 Porque él conoce nuestra condición;
Se acuerda de que somos polvo.
Salmo 103:8, 13-14;

En Dios, en su paternidad, hay un equilibrio entre amor y disciplina.

Oseas 11: 1-3, 8-9
Cuando Israel era muchacho, yo lo amé, y de Egipto llamé a mi hijo. 2 Cuanto más yo los llamaba, tanto más se alejaban de mí; a los baales sacrificaban, y a los ídolos ofrecían sahumerios.3 Yo con todo eso enseñaba a andar al mismo Efraín, tomándole de los brazos; y no conoció que yo le cuidaba. 8 ¿Cómo podré abandonarte, oh Efraín? ¿Te entregaré yo, Israel? ¿Cómo podré yo hacerte como Adma, o ponerte como a Zeboim? Mi corazón se conmueve dentro de mí, se inflama toda mi compasión. 9 No ejecutaré el ardor de mi ira, ni volveré para destruir a Efraín; porque Dios soy, y no hombre, el Santo en medio de ti; y no entraré en la ciudad.

Hebreos 12:3-11
3 Considerad a aquel que sufrió tal contradicción de pecadores contra sí mismo, para que vuestro ánimo no se canse hasta desmayar. 4 Porque aún no habéis resistido hasta la sangre, combatiendo contra el pecado; 5 y habéis ya olvidado la exhortación que como a hijos se os dirige, diciendo:
Hijo mío, no menosprecies la disciplina del Señor,
Ni desmayes cuando eres reprendido por él;
6 Porque el Señor al que ama, disciplina,
Y azota a todo el que recibe por hijo.
7 Si soportáis la disciplina, Dios os trata como a hijos; porque ¿qué hijo es aquel a quien el padre no disciplina? 8 Pero si se os deja sin disciplina, de la cual todos han sido participantes, entonces sois bastardos, y no hijos. 9 Por otra parte, tuvimos a nuestros padres terrenales que nos disciplinaban, y los venerábamos. ¿Por qué no obedeceremos mucho mejor al Padre de los espíritus, y viviremos? 10 Y aquellos, ciertamente por pocos días nos disciplinaban como a ellos les parecía, pero este para lo que nos es provechoso, para que participemos de su santidad. 11 Es verdad que ninguna disciplina al presente parece ser causa de gozo, sino de tristeza; pero después da fruto apacible de justicia a los que en ella han sido ejercitados.

LA SEGURIDAD DE SER HIJOS

Nuestro Padre quiere que nos sintamos seguros de nuestra posición como hijos. Por eso nos ha dado garantías, para que no dudemos de nuestra identidad como hijos ni Satanás pueda engañarnos (como lo intentó hacer con Jesús). En la costumbre del derecho romano se atestiguaba la adopción con 7 testigos. Era un testimonio perfecto. Aquí van al menos tres fuentes de confirmación de nuestra adopción para todo aquel que ha venido a la fe en Cristo:

1. Tenemos el testimonio del Espíritu:
Efesios 1:13-14: En El también vosotros, después de escuchar el mensaje de la verdad, el evangelio de vuestra salvación, y habiendo creído, fuisteis sellados en Él con el Espíritu Santo de la promesa, (14) que nos es dado como garantía de nuestra herencia, con miras a la redención de la posesión adquirida de Dios, para alabanza de su gloria.

Romanos 8:16: El Espíritu mismo da testimonio a nuestro espíritu de que somos hijos de Dios.

2. La dirección del Espíritu:

Romanos 8:14: porque todos los que son guiados por el Espíritu de Dios, los tales son hijos de Dios.

3. Tenemos un espíritu de seguridad, ya no de temor e inseguridad, por el cual clamamos ¡Abba!

Romanos 8:15: Pues no habéis recibido un espíritu de esclavitud para volver otra vez al temor, sino que habéis recibido un espíritu de adopción como hijos, por el cual clamamos: ¡Abba, Padre!

Gálatas 4:4-7: Pero cuando vino la plenitud del tiempo, Dios envió a su Hijo, nacido de mujer, nacido bajo la ley, (5) a fin de que redimiera a los que estaban bajo la ley, para que recibiéramos la adopción de hijos. (6) Y porque sois hijos, Dios ha enviado el Espíritu de su Hijo a nuestros corazones, clamando: ¡Abba! ¡Padre! (7) Por tanto, ya no eres siervo, sino hijo; y si hijo, también heredero por medio de Dios.

Y SI HIJOS... ¡HEREDEROS!
“¿Cómo trata Dios a los hombres? Los perdona y los recibe en su casa. Los hace hijos, y a todos los que son hijos los nombra herederos. Y todos sus herederos son príncipes, y todos sus príncipes son coronados”.

Según Gálatas 4:6-7, no es por descendencia natural. Ni por ningún servicio meritorio. No dice que es por observar ritos o ceremonias. Es tan solo el ser regenerados o nacidos de nuevo por su Espíritu lo que nos hace herederos.

6 Y por cuanto sois hijos, Dios envió a vuestros corazones el Espíritu de su Hijo, el cual clama: ¡Abba, Padre! 7 Así que ya no eres esclavo, sino hijo; y si hijo, también heredero de Dios por medio de Cristo. Gálatas 4:6-7