Listen

Description

JUSTO TRIBUTO
Vamos a ocuparnos de un acontecimiento, que a pesar de reproducirse continuamente, pues en la
lista de los fallecimientos de las grandes ciudades no pasa un solo día en que no se de cuenta de tantas o
cuantas defunciones, sin embargo, hay muertes, mejor dicho, hay seres que cuando abandonan la Tierra
dejan un vacío en la sociedad o en la escuela a que pertenecen, que difícilmente puede llenarse con el
trabajo y la sensatez de otro ser que se asemeje al que en cumplimiento de justa ley, rompió las ligaduras
de su envoltura material y dejó su cuerpo inerte en la fosa, mientras su Espíritu voló al espacio buscando
nueva vida y nueva acción; y de uno de estos seres irreemplazables vamos a ocuparnos, de D. José María
Fernández Colavida que en el año 1819 vino a la Tierra dejándola el 1º de Diciembre de 1888, cuentan
sus biografías que nació a orillas del Ebro, más… bien considerado, lo mejor será que copiemos
textualmente lo que sobre Fernández publicó el Almanaque Espiritista de 1873.
“Tenemos que ocuparnos de uno de los más incansables y ardientes partidarios de la doctrina
espiritista a la que ha llegado por una intuición manifiesta desde la infancia, por el reconocimiento de la
influencia providencial en los hechos culminantes de su vida, por la lógica misma del sistema filosófico,
y lo que es más notable, por el sufrimiento, y por las pruebas”.
“Los padres del Sr. Colavida murieron bien desgraciadamente; uno fusilado por los furores de la
política, otra muerta también violentamente, por la imprudencia de un cazador, desgracias ambas, capaces
de llenar de eterna melancolía el corazón de un hijo amante”.
“El Sr. Fernández Colavida nació en 1819, a orillas del Ebro; sus estudios fueron interrumpidos
por la guerra civil, y se vio obligado a dejar los libros por la espada, que a la conclusión de la lucha
fraticida, borrón de nuestra historia contemporánea, volvió a cambiar por aquéllos”.
“Los azares de la guerra mermaron en gran escala su familia y bienes, y en la imposibilidad de
continuar una larga carrera científica, por falta de medios materiales, concluyó la del notariado, bajo la
influencia de la perniciosa estrella que alumbró su nacimiento, pues el ministerio Mayans trastornó sus
planes, al quedar domiciliado en Barcelona en 1844 para dedicarse a los trabajos de su escribanía”.
“Influido por la ilustración nada común de su padre, fue cristiano sin sombras de fanatismo, y
como quedó huérfano cuando más necesarios le eran los paternales consejos, luchó en su conciencia con
los abusivos ritos e intolerantes dogmas de la escuela católica y concibió el proyecto de la publicación de
un periódico conciliador que fuera expresión de sus sentimientos y aspiraciones religiosas”.
“En aquella época conoció la doctrina espírita, hallando en ella la solución de sus dudas, y
dedicándose a su propaganda, pues el