David en el Salmo 139 se encontraba rodeado de enemigos y su confianza de victoria estaba en que delante de Dios él se hallaba justificado. David entendió que no podía resistir a sus enemigos ni mental, ni moralmente, ni en fuerza sino era consciente de quién era en el Señor.
Él sabía que el conocimiento de ese Dios de quien menciona sus atributos de omnipresencia, omnisciencia y omnipotencia le ayudaría para que se manifestara la gracia divina. Del mismo modo sabía que el ignorar esas cosas y vivir en el pecado estorbaría esa misma gracia en él