El preocuparte de las mismas cosas de las cuales se preocupan los que no son hijos, es señal de inmadurez espiritual, de desconocimiento de la gracia que el Padre ha dado a través de su Hijo Jesucristo.
Debes hacer como el salmista; debes hablarle a tu alma recordarle sus palabras que dijo delante del Señor y proclamar que como tienes al Señor contigo nada te perturba, nada te acongoja ni agobia. Salmo 16