Bienvenidas y bienvenidos a Acercándonos a Escuchar, un espacio donde la música se convierte en un puente que une culturas, épocas y emociones.
Cada episodio es una invitación a emprender un viaje sonoro por universos poco transitados: obras de compositoras y compositores que, aunque muchas veces desconocidas para el gran público, nos invitan a escuchar el mundo con otros oídos.
A través de sus músicas descubrimos expresiones de identidad colectiva, relatos históricos, formas de resistencia cultural y maneras únicas de habitar el presente.
Este podcast es una iniciativa de la Casa de las Artes, perteneciente a la Dirección de Vinculación con el Medio de la Universidad Austral de Chile, sede Puerto Montt.
Hoy viajaremos a la Nueva York de fines de los años sesenta. En ese contexto nació, un 26 de agosto de 1967, la banda New York Rock and Roll Ensemble, reconocida por su audaz estilo de “rock clásico barroco”.
El grupo estuvo conformado por tres estudiantes de Juilliard —Michael Kamen, Marty Fulterman (más tarde conocido como Mark Snow) y Dorian Rudnytsky— junto a dos músicos de rock, Brian Corrigan y Clif Nivison. La idea surgió cuando un productor amigo en común los animó a dejar sus proyectos anteriores para formar una nueva banda. Tras su primer concierto en un baile de Halloween en Juilliard, firmaron con Atlantic Records. Uno de los miembros recuerda que Ahmet Ertegün, fundador del sello, les dijo en tono de broma: “tocan todas las notas correctas… en los instrumentos equivocados”.
Su álbum debut, homónimo de 1968, rompió esquemas al usar instrumentos clásicos en canciones de rock e instrumentos de rock en piezas clásicas. La propuesta llamó la atención de Leonard Bernstein, quien los invitó a presentarse junto a la Filarmónica de Nueva York en sus conciertos para jóvenes. Allí interpretaron su pieza insignia: Brandenburg, basada en el primer movimiento del Quinto Concierto de Brandeburgo de Bach.
Tras varios discos y giras, su último álbum fue Freedomburger en 1972, poco antes de que el grupo se disolviera.
Escuchemos entonces Brandenburg, una obra donde la energía del rock y la elegancia de Bach se funden en un lenguaje sonoro único.
Gracias por acompañarnos en este viaje sonoro. Nos reencontramos en el próximo episodio de Acercándonos a Escuchar.
Hasta entonces, recuerden: en cada nota hay una historia, y en cada silencio, una oportunidad para descubrir algo nuevo.