Ana Luisa, una madre desesperada por las torturas que sufre su hijo en la cárcel, nos cuenta cómo es la realidad de las prisiones, de los familiares que van a verles todas las semanas.
Una realidad que desborda y destroza a presos y familiares, que se ven impotentes no solo ante las injusticias, sino también ante la imposibilidad de que prosperen las denuncias por violaciones de Derechos Humanos.