Mi abuela me enseñó y creo que todas las abuelas deberían y enseñar a amar las diferencias, amar lo diferente, mirar lo diferente con ojos de bondad por si un día no somos iguales o somos los distintos, eso sí es belleza, no la otra, la que espera que pienses, te veas o ames lo mismo que yo, la que acepta lo otro porque no hay remedio, o porque es conveniente.
Aquí te regalo un cuento para que lo piense, es de Mildre Hernández, una escritora villaclareña excepcional, a quien muchos niños aman por lo honesto de sus libros.
Escucha, porque el oído es una puerta segura hacia el corazón.