Te veía
llegar,
cruzar la puerta,
darme un besazo en el morro,
mirarme a los ojos
de esa manera única,
como solo tú miras
a los ojos: rompiendo
el calendario.
Te veía
hacer esas cosas sencillas
que tú haces
para que el mundo
entre en razón;
y no sabía
a quién
darle las gracias.
EL AMIGO
Llora cuanto quieras
sobre mi hombro,
desahógate,
cuenta conmigo
para lo que te haga falta.
Pero no te equivoques,
no soy mejor que él:
le envidio
cada una
de tus lágrimas.