Arde el anhelo en sus nocturnas miradas,
por aquella patria que nunca encuentran.
Así los empuja un destino nefasto
que solo la melancolía puede penetrar.
Las nubes avanzan sus caminos,
las aves que migran a veces los acompañan,
hasta haber perdido de tarde su huella,
y a veces trae el viento los tañidos del ángelus.
En sus guaridas la soledad de las estrellas
hincha sus canciones llenas de nostalgia
y sollozan maldiciones y penas heredadas,
que sin esperanza las nobles estrellas iluminan.