Hoy he mirado tu diario
a escondidas y he roto algunas hojas
que llevo conmigo a todas partes.
En ellas he leído tus traiciones.
Dijiste que me amabas a mí solo
y no era cierto.
Te ves con él casi a diario
y es, por lo que leo, magnífico y hermoso.
Es perfecto y además no fuma.
En el fondo casi lo prefiero de este modo
y enterarme por escrito de todo.
Saber que me engañas
me produce cierta alegría.
Lo esperaba.
Ya tenía ganas de contarte
que a mí me pasa lo mismo:
fumo y soy imperfecto.