MADRID, ÁTICO SUR, Enrique Serrano Meana
Generosa esta plácida altura
donde apaciento tus nombres.
Mírame ya, ciudad, e iré contigo.
Si hoy, por un pequeño desliz, levantaras los ojos
con el afán de conocer la codicia del hierro,
inundaría de siglos tus calles
para engendrarme de nuevo en los vientres del agua.
Lo sabes.
Escribo desde ti todo mi tiempo.