Arrastra en la garganta un primigenio –mama-, con más desesperación que cuando como un ruego explicaba, “I can’t breath”. No puedo respirar.
No solo tenía a cuatro oficiales sujetándolo contra el suelo, no solo tenía la rodilla de uno de ellos sobre su cuello. No solo fueron 9 minutos.
Fueron siglos.
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Cumpleaños de mi hermano.