Amar a nuestros enemigos, es un mandato de Jesús para todo creyente.
Jesús les dice a sus discípulos, en el evangelio de Mateo capitulo cinco
versículos cuarenta y seis y cuarenta y siete.
Si ustedes aman sólo a quienes los aman, Dios no los va a bendecir por
eso. Recuerden que hasta los que cobran impuestos para Roma también
aman a sus amigos. Si saludan sólo a sus amigos, no hacen nada
extraordinario. ¡Hasta los que no creen en Dios hacen eso!
Lo que sucede normalmente, es ver relaciones rotas y marchitas
producto de malentendidos y ofensas que se pudieron haber evitado.
¿Es posible amar al que me odia?
¿Es posible sentir amor por aquellas personas que nos han hecho daño
con sus comentarios y agresiones?
El Señor en este texto es muy claro, no hacemos nada extraordinario si
mostramos amor a lo que nos que nos aman.
Amar a nuestros enemigos, es una decisión que va más allá de lo
razonable
Amar a nuestros enemigos, es una decisión que se toma con Dios y
permanece con Dios a pesar de las adversidades que puedan venir.
La mejor forma de predicar el evangelio es mostrando amor por el que no
merece amor.
La mejor manera que otros puedan conocer al Dios verdadero es
rompiendo todo cerco de orgullo que hay en nuestros corazones.
Si damos un paso para amar, nuestros enemigos caerán vencidos pues
sus armas no están preparadas para semejante ataque.
Como dijera el pastor David Wilkerson a Nicky Cruz: me puedes cortar en
mil pedazos y arrojarlos a la calle, pero cada pedazo te seguirá amando.
¿Necesito pedirle perdón al Señor por albergar odio en mi corazón hacia
mis enemigos?
¿Necesito pedirle perdón a quienes he ofendido y tratar de restituir el
daño que he hecho?
Señor, quiero amar a todas las personas, quiero ser una bendición para
aquellos que te odian.
