Una semana más, nos adentramos en la Taberna de Nuffle.
¡Qué bonita está hoy!
Con sus mesas cerveceras bien alineaditas, dando suficiente espacio para que los asistentes habituales se junten por pares para jugar a sus cosas.
Por supuesto, los jugadores no viven del aire.
Una muchedumbre de goblins anima hoy el ambiente,
repartiendo las cervezas que reciben del tabernero por todo el local.
Lo hacen a su manera, no todo el mundo acaba satisfecho, pero es mano de obra barata,
y a nadie le importa mucho si alguno de ellos acaba espachurrado en el suelo,
como consecuencia bien de su mala praxis,
bien de la furia de algún consumidor.
Morg’N’Thorg está encantado.
No sólo “ayuda” a los goblins a llegar a las mesas más lejanas,
sino que además ejerce las funciones de árbitro.
Cuando las cosas se van de madre en alguna mesa, ahí llega él, raudo y veloz,
para imponer el “órden” (así llama a su puño derecho) en los quebradizos cráneos de los que protestan.
Entre goblin cervecero lanzado y cabeza reconfigurada,
el esforzado ogro saca un ratillo para conversar con nosotros sobre las estrategias del equipo goblin.
Tras tanto “multi-tasking”, que nos deja agotados,
nos dirigimos al diván de Borak para descansar un poco
y comentar nuestras impresiones sobre los torneos de Blood Bowl en vivo.
