Los ciervos son animales herbívoros que forman grupos en función de su edad y altura. Las hembras viven en manadas de decenas de ejemplares con sus retoños más jóvenes, mientras que los machos se mueven de forma solitaria o en grupos mucho más reducidos, de menos de cinco individuos.10 Solo se acercan a las hembras en la época de celo (entre agosto y septiembre del hemisferio norte, o entre marzo y abril del hemisferio sur, según zona y clima) momento en que comienzan a luchar con los otros machos por el control de un harén.
Ciervos luchando cabeza contra cabeza.
Para ello, las cuernas se han estado desarrollando durante el verano, adquiriendo mayor tamaño, longitud y número de puntas a medida que avanza la edad del ejemplar. En otoño las cuernas pierden la borra que las recubre (el terciopelo), que los machos se encargan de hacer desprenderse frotándose la cabeza contra los troncos de árboles.12 Durante toda la época de reproducción, los machos no se alimentan y pasan todo el día luchando entre ellos o copulando con las hembras que se hayan ganado, de tal manera que no es raro que muchos mueran de hambre y puro agotamiento si el año ha sido malo y no han acumulado reservas suficientes para el invierno. Esto suele afectar en mayor medida a los individuos jóvenes, que suelen terminar la estación sin reproducirse, derrotados por animales de mayor edad y fuerza. Debido a ello, la esperanza de vida media para los machos de esta especie es de apenas cinco o seis años, llegando a alcanzar los veinte en buenas condiciones.