El otro día me comí una bolsa de frutos secos y sin darme cuenta se me quedó un anacardo atrapado entre dos premolares. Estuve todo el día intentando sacármelo pero no había manera, la muy hija de perra se había enquistado ahí, juraría que era familiar de los Borbones. Esto no viene mucho a cuento, pero como ivoox me pide un mínimo de caracteres para poder colgar el audio, consideré interesante contaros esta anécdota.
Venga, hasta luego.