Con el Carmelo de Loeches (IV)
Nuestra vida es Vida de Oración.
Una de las cosas más importantes que Teresa de Jesús nos ha enseñado es…, ¿la revelación?, ¿visiones?, ¿éxtasis?, ¿la transverberación?,…, pues no, todas estas cosas, estos fenómenos extraordinarios sabéis que Dios los da a quien quiere, y por lo que El sabe, pero no son imprescindibles, ni quitan, ni ponen, ni son precisamente el sello de autenticidad de una vida de oración. Lo más importante que Teresa de Jesús nos ha enseñado es que la oración no está separada de la vida cotidiana.
El verdadero amante en todas partes ama y en todas partes se acuerda del amado.
«Lo primero quiero tratar, según mi pobre entendimiento es en qué está Ia sustancia de la oración. Porque algunos he topado que les parece está todo el negocio en el pensamiento... El aprovechamiento del alma no está en pensar mucho, sino en amar mucho» (F 5,2)
San Juan de la Cruz dice muy bellamente:
“Tan solícita anda el alma, que en todas las cosas busca al Amado; en todo cuanto piensa, luego piensa en el Amado; en cuanto habla, en cuantos negocios se ofrecen, luego es hablar y tratar del Amado; cuando come, cuando duerme, cuando vela, cuando hace cualquier cosa, todo su cuidado es en el Amado.” (Noche Oscura, 19,2)
