Como buen inconformista, Lunar intentó en todo momento modificar aquella parte de la realidad que no le gustaba. Sabedor de la fragilidad de la memoria humana, escribió en papel el acontecer de los hechos. Su verbo fácil y su acertado análisis le llevaron a plasmar la realidad de una sociedad dividida en ricos y pobres.
El carácter revolucionario e indomable de Lunar le granjeó innumerables enemigos entre los arochenos, mientras que en la Cuenca Minera se convirtió en un hombre admirado en su intento por dignificar las condiciones de trabajo de los mineros.
Llegó a formar parte del comité de huelga de 1913 que plantó cara a la todo poderosa compañía inglesa que explotaba las minas de Riotinto y tres años más tarde fue elegido concejal socialista, formando parte del primer gobierno municipal del PSOE que se constituía en España.