En 1961 Stanley Milgram, psicólogo en la Universidad de Yale, llevó a cabo una serie de experimentos, con el fin de averiguar si los nazis actuaron de la forma que lo hicieron durante el Holocausto, debido a que recibían órdenes y no porque fueran todos ellos unos psicópatas. El objetivo del mismo era medir la disposición de los voluntarios para obedecer las órdenes de una autoridad aun cuando estas pudieran entrar en conflicto con su conciencia personal.
Milgram en su artículo Los peligros de la obediencia indicó: "La extrema buena voluntad de los adultos de aceptar casi cualquier requerimiento ordenado por la autoridad constituye el principal descubrimiento del estudio."