El árbol es la imagen perfecta del centro sagrado, del eje central, a partir de un punto crece hasta el infinito. De igual modo, la tierra, en puntos clave, irradia su poder. El árbol reúne en sí todos los elementos, el agua que fluye por sus venas y el fuego que encierra en su materia. La tierra en la que se sumerge y de la cual se nutre y el aire al que se dirige y respira. En el árbol también se encuentran las diferentes realidades, la esencia de la vida, entre la materia y el espíritu, y entre los hombres y los dioses. A lo largo de la historia, pocas cosas han sido tan veneradas como los árboles, de ahí su grandeza, su simbolismo, su energía penetrante, su poder de atracción de animales, vegetales, insectos y hombres. El árbol atrae a lo terrenal y a lo divino, es el puente entre el cielo y la tierra. Esta noche en el divino vamos a hablar de árboles sagrados…de nuestros primeros maestros.
