Regresé de los montes para aprender a amarlos artificios que me habían acompañadoa lo largo de mi vidaEl bon-sai ya rebotó varias veces de mi alma:La curiosa amargura de tu faltacomenzó a quemar las horasen el inocente rito de la espera.En los vaivenes del alma rotami lágrima nutrió a los Ebros, Tan secos como un caminoque en otoño merodeabael tronco del arce viejo.Pero mi llanto hoy no inundalos huecos que nuevas faltaspunzan en derredor mío.Mi soledad ahora es un huecoque no consigo tapar con las letras del despecho.En los impredecibles y cerrados latidos de mi almatu frágil aparición dejó sembrado otros
deseoso
que mis lágrimas no acallan