En un acto único, el Señor Jesús ofreció a la justicia de Dios una expiación absolutamente completa y satisfactoria con Su sufrimiento y Su muerte, y lo hizo por las mujeres y por los hombres culpables de pecado. No hay necesidad de ninguna otra ofrenda por el pecado. Jesús dijo en la cruz en un momento antes morir "Consumado es" Él sólo ha purgado nuestros pecados.