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Entro en un pasadizo. El suelo es color carne y con muchos pliegues.
Sigo caminando y encuentro algo parecido a un diamante guardado en una cajita que se abre y se cierra como una persiana.
Me doy la vuelta y caigo en cuenta de que es tu ojo.
Doy un salto. A continuación, aparezco en la cama, contigo.
Comienzo a besarte, te doy un beso, otro, otro y otro.
Nuestra sangre se vuelve verde porque de tanto aire que respiramos, hacemos la fotosíntesis.
Te levantas un momento, para poner la radio. Vuelves y me pones mi mejor vestido, me sientas en la silla y empezamos a bailar.
Coges mis brazos, a veces mueves la silla. Yo río, así estamos toda la noche..
Pero, de pronto, despierto.
Odio los finales felices puesto que distorsionan la realidad.
Por Morayma_Nazarí
