“El silencio de Dios”, trilogía que también conviene en llamarse “existencialista”, del maestro sueco Ingmar Bergman está constituida por tres grandes films: “Como en un espejo”, de 1961; “Los comulgantes” (o “Luz de Invierno”) y “El silencio”, éstas ambas de 1963. Por su temática mucho más ajustada al propósito de este canal se incluye el audio de la segunda de ellas. Tiene por protagonista a Thomas Ericsson (interpretado por Gunnar Björnstrand), un pastor protestante que celebra los oficios religiosos en una iglesia casi vacía. Se trata de un hombre solitario que sufre una profunda crisis espiritual y cuya vida carece de sentido. Hasta el amor que le profesa la maestra Märta (Ingrid Thulin) se ha convertido para él una carga insoportable. Su situación se agrava al verse incapaz de ofrecer ayuda alguna a una pareja de lugareños que acude a él para pedirle consejo, Jonas y Karin Persson (Max von Sydow y Gunnel Lindblom). Cuando, poco después, Jonas se suicida, el Padre Thomas se encuentra al borde del abismo y ya nada podrá llenar su vacío.
Aprovecho para que presente la película José Luis Garci (con su elenco de versados invitados) en su espacio “Cine en Blanco y Negro” de Telemadrid, incorporándose también el ilustrativo coloquio final sobre el contenido de esta obra maestra. Una vez terminada la audición, les invito incluso a volver a uno de mis primeros audios, el dedicado a la obra “Ordet” (“La palabra”), de C. T. Dreyer y comparar el distinto aspecto central del que se ocupa cada director acerca del tema de la fe: en el de aquí y ahora, en relación con su pérdida y el abismo al que aboca; en el de la película de Dreyer, respecto del vigor de la “única fe de verdad”, en el concepto kierkegaardiano del término, cuyos textos, no obstante, sobre la neurosis existencial y el sufrimiento por la general insatisfacción del hombre con su vida late en ambas obras. Los males de la tan vociferada postmodernidad habrían sido anunciados mucho antes de lo que se creería ya desde mediados del siglo XIX, en los que viviera el gran pensador danés, con el que casi cien años después compartiría nacionalidad Dreyer.