Decir hasta aquí.
Decir esto ya no.
Decir se acabó.
Decirlo como quien recoge un pájaro moribundo del suelo.
Que eres tú.
Y cuidarlo como cuidas de los demás.
Decir no aguanto más.
Esto no es para mí.
Merezco mucho más.
Decirlo como quien prometió no fallar a la persona pequeña que fue.
Como quien valora a quien puede llegar a ser.
Decir “esto” debería ser más alegre.
Debería ser mejor.
Debería hacerme crecer.
Debería ser más libre.
Decirlo como quien confía en la vida.
Como quien dice lo que siente con honestidad.
Decir no voy a perder más mi tiempo aquí.
El único tiempo que tengo.
La única vez.
Decirlo sin mirar atrás.
Sin hacer caso a los chantajes de los demás.
Decirlo como quien se compra su helado favorito un día entre semana.
Decirlo como un acto de revolución.
Decirlo como ahora solo lo bueno y solo lo bonito.
Solo lo que me dé y no lo que me quite.
Porque las cosas ya vienen mal dadas a veces.
Porque para jodernos ya está el resto del mundo.
Ya está todo aquello que no se puede controlar.
Ya está la precariedad, el trabajo, las decepciones.
Para hacernos sentir mal.
Ya están los que no.
Aquellos a los que hay que decir adiós.
Y para querernos bien.
Están las personas que sí.
Aquellas a las que hay que cuidar.
Que aunque pase el tiempo.
Sabemos que no nos juzgarán.
Personas que dices desde aquí.
Hasta la eternidad.
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