INOCENTES
Marian Cañibano
Inocentes permitimos
que olieran nuestra sangre.
Pensando que con ello
dictadura, dolor y heridas
cicatrizarían antes.
Inocentes acudimos, solos,
a depositar nuestros votos,
seguros de que con ello
la democracia y la evolución,
el buen hacer y la elegancia,
se instalarían humildes
y crecerían junto al avance.
Mientras tanto,
desde nuestro lugar de descanso,
ofertamos poderes,
regalamos mandatos, demasiado largos,
seguros y pensando
que simplemente con mover la mano,
el voto se convertiría en algo mágico.
Y mientras tanto,
imbéciles, poco normales,
pensadores libres atolondrados,
nos echamos las manos a la cabeza
absurdos, inconscientes
de que una sola decisión,
cada cuatro años,
amamanta fiel a la bestia
nutriendo, en exceso, sus estómagos.
Inocentes, poco normales.
Imbeciles atolondrados.
Mantengamos la cabeza entre las manos.
Desenrosquemos la oxidada tapa
mirando con recelo
el esperpento del cuadro .
Palpémonos el cerebro.
Pensemos por qué sólo unos,
por qué los otros no son necesarios?.
Y diagnostiquémonos, cuanto antes,
imbecilidad aguda,
pensadores libres??
Yo empezaría a auto medicarme.
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