Mirando sin ver
En el paisaje gris de la memoria,
entre los laberintos de su mente inquieta
sus ojos de noche que aciegan el día,
quedaron sin clavos sujetos a mi alma
y al clamor de un verso, pestañó moribundo.
No podía dejarlo que partiera tan solo
y de castigo inminente me dejará huérfana
en este mapa finito de silencios mustio
dónde sin su ente, nada...
Volvería a ser lo mismo.
Y tomé su mano y la sujeté con prisa,
le grité tan fuerte para que regrese
y besé su frente de huella poética
devolviéndole con creces,
su infinita vida.
Giann Poe