LA PESADILLA
¿Cómo será el sueño de los Magos?
¿Serán tres fantasías diferentes,
debajo de esa estrella de ocho puntas?
Un delicado ángel les despierta uno a uno
posando el índice en el dorso de la mano.
El mago ya está despierto.
Es un instante.
Solo eso.
El tiempo preciso para despertar
una noche de sueños repetidos.
Los otros dos guardan en su descanso
el incienso y la mirra.
Del oro, nada saben.
Son solo tres,
el resto se ha perdido.
El ángel del sosiego va a despertar a todos.
Con otra mano les señala en silencio
la estrella que tienen que seguir.
Deben ser los primeros.
Ya no hay tiempo.
Les persigue la espada de otro rey
herido y loco.
La sangre de todos los recién nacidos
que mata Herodes está en las calles.
Corriendo piedra abajo como sangre de niños.
Sin oro.
Sin incienso.
Sin mirra.
Sólo el dolor.
Sólo la lágrima.
Solas las otras madres.
Está escrito.
¿Para qué despertar a Los Magos
si su magia no sirve para salvar la vida
de miles de inocentes?
El ángel les tortura suavemente.
No les deja dormir
y nos tiene despiertos en su sueño.
Sólo es eso.
Nada más.
Como cuando te desvela
un miedo conocido
y es de noche;
aunque no veas la estrella,
ni el dedo.
Solo es una pesadilla.
Otra más.
Está escrito.
J.A.P
