Es muy común en el dialogo empresarial escuchar las palabras eficiencia y productividad. Esto es razonable que así sea ya que ambas palabras hacen referencia a la esencia de la empresa: La generación de resultados.
Sin embargo, ambos conceptos tienden generalmente a ser equiparados aún y cuando, en la realidad, existen elementos distintivos que deben ser valorados adecuadamente en la gestión de tu empresa.
La productividad hace referencia a la obtención de los máximos resultados por unidad de recurso.
La eficiencia hace referencia a la obtención de los máximos resultados con los mínimos recursos.
Como digo, ambos conceptos son muy similares, pero existe un elemento que los distingue. La idea de la escasez de los recursos o la imposibilidad de su alteración en el corto plazo.
Aunque tradicionalmente se han considerado tres factores productivos o recursos principales, hoy en día, debemos admitir la existencia de, al menos, cinco: Tierra, Capital, Trabajo, Tecnología y Conocimiento
Para entender mucho mejor la diferencia entre productividad y eficiencia debemos poner en relación la utilización de estos recursos con el corto y largo plazo.
En el corto plazo, unos recursos, tierra, capital y la tecnología vinculada al capital permanecen fijos, mientras otros recursos, como el trabajo y el conocimiento vinculado al trabajo son factores variables. En este marco de actuación las decisiones empresariales irán más orientadas a la optimización de los recursos disponibles, a la eficiencia en el uso de estos recursos limitados, para la obtención de los máximos resultados posibles. En este contexto, debes tener en cuenta que, en el corto plazo, los recursos, a partir de cierto punto, tienen productividad decreciente.
En el largo plazo, todos los recursos son variables, y pueden ser dimensionados, planificados y redistribuidos, modificándose sustancialmente las capacidades de la empresa. En esta reestructuración de los recursos en la estructura productiva de la empresa, la variable predominante es establecer la máxima productividad, el máximo resultado. En este contexto, entran en juego otras variables nuevas como son la obtención de economías de escala o la sustitución total o parcial de unos recursos por otros que aumenten esta productividad.
Por lo tanto, para establecer si tu gestión debe observar una óptica eficiente o debe desarrollar productividad, debes determinar la capacidad de acceso que tiene tu empresa a los recursos. En un entorno de escasez o de corto plazo, tus decisiones y acciones generalmente deberán ser eficientes y en un entorno en el que sea posible la planificación de los recursos a largo plazo con pleno acceso a ellos, deberás buscar la productividad.
Finalmente, quiero poner especial énfasis en que la tecnología y el conocimiento (know-how) están modificando y sustituyendo determinantemente la utilización de los recursos capital y trabajo y la combinación entre ellos. En tu planificación estratégica a largo plazo debes valorar la incidencia de estos dos recursos en tu empresa y establecer los pasos que debes realizar para mantener la adecuada productividad de cada recurso y de tu sistema productivo en general.
Lo razonable es que establezcas un marco que favorezca la productividad con una disposición planificada de los recursos en el largo plazo y que gestiones el día a día con una óptica eficiente. La eficiencia y la productividad no son alternativas, sino que son herramientas de gestión complementarias.