En esta clavada telefónica llamamos a una mujer que, según sus vecinos, está arruinando el espíritu navideño porque se niega a poner luces en su casa. Ella insiste en que la electricidad está demasiado cara y no piensa gastar “ni un kilovatio de más”. Pero nosotros llegamos a “recordarle” que su oscuridad está afectando la armonía del vecindario… y su reacción encendió más que cualquier bombillo navideño.