Jesús nos habla del reino de los cielos mostrando la parábola del grano de mostaza. Cuando sus apóstoles le manifiestan su impaciencia, les habla de la actitud propia del sembrador: la paciencia. Cuando tengamos cerrado el panorama, no nos apoyemos tanto en el optimismo, que sí, pero sobre todo en la esperanza. ¿La diferencia? El optimismo nos lleva a pensar que las cosas saldrán bien; la esperanza nos permite encontrarles sentido.