Entrando al Adviento tenemos que “cambiar de chip”. Si veníamos con el espíritu configurado por el tiempo ordinario, ahora hemos de buscar la gracia del anhelo del Señor. “Ven, Señor, rey de justicia y de paz”, repiten los salmos de esta época. Mi presente se construye sobre el futuro. “Cantemos al Señor, que viene a renovar el mundo”. Espera alegre y esperanzada.