"para poder discernir entre lo santo y lo profano, y entre lo inmundo y lo limpio, y para enseñar a los hijos de Israel todos los estatutos que Jehová les ha dicho por medio de Moisés." (Levítico 10:10-11)
Dios estableció sacerdotes entre su pueblo en el Antiguo Testamento. Según este versículo, una de las funciones del sacerdocio era discernir entre lo santo y lo profano. Dios quería que los sacerdotes fuesen ejemplos delante de todos de poner en práctica las leyes de Dios, evitando lo que no agradaba a Dios y haciendo lo que Dios mandaba. Pero no termina allí. Los sacerdotes también tenían que enseñar al resto de la congregación a hacer lo mismo por medio de la instrucción en la ley de Dios. En resumen, la función del sacerdocio era reflejar el carácter de Dios ante el pueblo y ayudar a otros a andar en comunión con Dios.
No es sorprendente entonces que 1 Pedro 2:5 y 9 nos denomine a todos los que hemos puesto nuestra fe en Cristo, sacerdotes. Nuestra función es ser luz en el mundo, mostrar a los que nos rodean la diferencia ente lo santo y lo profano y ayudar a otros a conocer al que nos salvó. Tomemos en serio este llamamiento en este día, discerniendo entre lo inmundo y lo limpio y ayudando a otros a andar en comunión con nuestro Dios. (db)