"ni tampoco presentéis vuestros miembros al pecado como instrumentos de iniquidad, sino presentaos vosotros mismos a Dios como vivos de entre los muertos, y vuestros miembros a Dios como instrumentos de justicia." (Romanos 6:13)
¿Qué es lo tienes? Igual contestas que no tienes nada, pero piensa otra vez. Tu vida, tus talentos, incluso sencillamente tu tiempo, todo lo que tienes puede ser una herramienta que puedes usar para la iniquidad. Cuando Cristo nos limpió por medio de su sangre, estas herramientas adquirieron un nuevo propósito: pueden ser usadas para obrar la justicia de Dios. La imagen es de un martillo que antes sirvía sólo para romper pero que ahora sirve para hincar clavos y construir. En la salvación, Dios no sólo nos rescató sino que nos ha transformado para Él pueda usar nuestras vidas.
Señor, toma mi vida como herramienta para cumplir tus propósitos. No quiero contribuir a más iniquidad en este mundo ya demasiado lleno de rebeldía contra ti. Quiero ser un instrumento de justicias.