"En el día que temo, Yo en ti confío. En Dios alabaré su palabra; En Dios he confiado; no temeré; ¿Qué puede hacerme el hombre?" (Salmo 56:3-4)
El temor es una parte natural de esta vida. Sinceramente, creo que es imposible no experimentar el temor en un mundo maldecido por el pecado. Por lo tanto, si no podemos evitar el temor, el asunto más importante es lo que debemos hacer cuando sentimos el temor. El salmista nos dice que cuando siente temor, confía en Dios y alaba su palabra o sus promesas. El orden es importante. La verdadera alabanza sólo puede provenir de un corazón de fe: sin fe es imposible agradar a Dios. Y el resultado de su fe y alabanza es una nueva confianza en frente a los que antes le causaban temor. El texto empieza ""en el día que temo"", y termina ""no temeré"". El salmista supera el temor por medio de la confianza y la alabanza a Dios, de tal forma que pregunta con nuevo valor, ¿qué puede hacerme el hombre?
En vez de paralizarnos con el miedo del ""qué-dirán"" o el ""qué-me-harán"" o el ""qué-me-pasará"", aprendamos a mirar al Señor y alabar su palabra. La confianza y la alabanza nos aportarán una nueva perspectiva sobre aquello que nos amenaza y harán que desaparezca el temor.