"Esperad en él en todo tiempo, oh pueblos; Derramad delante de él vuestro corazón; Dios es nuestro refugio." (Salmo 62:8)
Cuando pasamos por una situación difícil, todos buscamos un refugio, un sitio seguro de protección y consolación. Necesitamos un refugio para reponer las fuerzas y seguir adelante en la vida. Igual tenemos un sitio físico donde solemos ir cuando vengan las dificultades o quizás tenemos alguien con quien solemos compartir nuestras cargas. No hay nada malo en ninguna de estas dos opciones. Incluso pueden ser un regalo de Dios para ti. Pero aquí el salmista comparte lo que significa tener una relación íntima con Dios. El salmista sabe que en todo momento puede derramar su corazón delante de Dios porque Dios mismo es su refugio. Su esperanza en Dios es mucho más que sencillamente palabras. Su confianza en Dios se ve cada vez que derrama todo su corazón ante Él. Su relación con su Dios era tan real que describe a Dios mismo como su refugio.
¿Tenemos nosotros la costumbre de derramar delante de Dios nuestro corazón? Así es como el salmista nos anima a vivir en todo tiempo. Nuestra vida de oración es la prueba de nuestra confianza en Dios. El creyente que ora mucho demuestra que confía mucho, pero el que ora poco pone de manifiesto su falta de confianza. Empieza este día derramando delante de Dios todo lo que hay en tu corazón. Haz que Él sea tu refugio principal en la tempestad. (David Bell)