«amando a Jehová tu Dios, atendiendo a su voz, y siguiéndole a él; porque él es vida para ti, y prolongación de tus días; a fin de que habites sobre la tierra que juró Jehová a tus padres, Abraham, Isaac y Jacob, que les había de dar.» (Deuteronomio 30:20)
Cuando Moisés se dirige al pueblo justo antes de entrar en la tierra prometida, les advierte de la muerte y la maldición y les anima a escoger la vida y la bendición. El camino de muerte era lo que habían escogido sus padres cuando desconfiaron de las promesas de Dios y decidieron volver a Egipto. Pero ahora esta generación tenían una nueva oportunidad de escoger la vida, obedeciendo a Dios y confiando en la victoria que les había prometido. Me gusta esta frase en el versículo: Dios es vida para ti. Es la frase paralela a la del Nuevo Testamento que encontramos en la epístola de Pablo a los filipenses: ""para mí el vivir es Cristo"". Pero notemos los verbos que preceden la frase. Si Dios significa vida para nosotros entonces, según este versículo, debemos amarle, obedecerle –el amor correcto siempre nos debe llevar a atender a su voz— y seguirle. El amor produce la obediencia y la obediencia nos llevará a usar nuestras vidas para seguir y servirle.
Esta lista empieza con el corazón y se manifiesta en las acciones. Enfatiza una vez más que Dios quiere transformar nuestra vida desde el interior. Si alguien observara nuestra vida hoy, ¿sería evidente que Dios es vida para nosotros? (David Bell)