«Por tanto, queda un reposo para el pueblo de Dios.» (Hebreos 4:9)
Hay momentos en que estamos tan cansados que solo podemos pensar en descansar. Hebreos 4 nos habla de un reposo o descanso que Dios ofrece para su pueblo. Este reposo realmente tiene dos aspectos. El primer aspecto de este reposo viene cuando dejamos de esforzarnos por impresionar a Dios con nuestras buenas obras y descansamos o confiamos exclusivamente en lo que Cristo hizo por nosotros cuando sufrió el castigo de nuestro pecado sobre la cruz. En este reposo, descansamos de nuestros esfuerzos inútiles de ganar favor con Dios por nuestros propios méritos y recibimos el derecho de ser llamados hijos de Dios. ¡Bendito descanso y alivio! El segundo aspecto de este descanso vendrá cuando reposemos un día en la presencia de Dios; toda lágrima será quitada y no habrá más dolor y sufrimiento. Es un reposo eterno y perfecto. ¿Has entrado en el reposo de Dios en el primer sentido? Según Hebreos 4:2, la fórmula es sencilla: el oír + fe = reposo. Este reposo trae la promesa y las garantías del segundo sentido del reposo. O sea, no habrá nadie que entre en el segundo aspecto del reposo de Dios que no haya experimentado el reposo de su fe en Cristo.
Este segundo sentido de reposo debe darnos fuerzas para continuar en el día a día aquí en este mundo, sabiendo que todavía queda un reposo para el pueblo de Dios. (David Bell)