«La cual tenemos como segura y firme ancla del alma, y que penetra hasta dentro del velo,» (Hebreos 6:19)
Esta imagen en Hebreos 6 es una de mis favoritas en toda la Biblia. El texto describe la esperanza del creyente como un ancla que está plantado firmemente en la misma presencia de Dios. El ancla en sí no tiene fuerza para fijar al barco. Es un trozo de metal pesado, pero su peso no es suficiente en sí para inmovilizar el barco. El áncla tiene que engancharse en algo firme e inamovible, en una roca. Sólo así puede estar seguro el capitán del barco de que las olas y las corrientes no arrastrarán al barco. Aquí el texto dice que la fe del creyente es como un ancla, pero lo importante es notar dónde está fijado este áncla, dentro del velo en la misma presencia de Dios. Si no queremos que las pruebas y las dificultades de esta vida nos arrastren, tenemos que fijar nuestra confianza en Dios como segura y firme ancla del alma. Pero hay algo más en esta imagen. El áncla no sólo guarda el barco de ser arrastrado, sino también permite que se acerque más a dónde está anclado. Si el capitán recoge la cadena del ancla, sirve para acercarse a la roca dónde está enganchado. Así que nuestra fe no nos deja estáticos. Mäs bien nos permite siempre acercarnos más a Dios.
Acerquémonos más a Dios con confianza, firmes en nuestra fe en Cristo. (David Bell)